Este distintivo está amparado por la asociación Slow Food Cantabria que identifica los productos agroalimentarios de Cantabria bajo los criterios, bueno, limpio y justo.

Entendemos que un alimento debe tener sabor reconocible por los sentidos que educamos y entrenamos, como fruto de la elección de las materias primas y los métodos de producción para que en ningún caso alteran su naturalidad. Además, la producción del alimento, es respetuoso con el medio ambiente a través de prácticas de agricultura, cría de animales, procesamiento y comercialización sostenibles. Cada etapa en la cadena productiva, incluido el consumo, protege los ecosistemas y la biodiversidad, salvaguardando la salud del consumidor y el productor. Por último, la justicia social se consigue gracias a la creación de condiciones de trabajo respetuosas con las personas, con sus derechos y son capaces de generar una recompensa adecuada. Se busca conseguir un equilibrio global en la economía mediante la práctica de la comprensión, la solidaridad, el respeto por la diversidad y las tradiciones culturales.